12/11/08

La nueva narratividad

"HBO cambió las reglas del juego. Apostó por la figura del productor ejecutivo surgido de las filas de los guionistas y le dio total libertad. Alan Ball, creador de A dos metros bajo tierra, recuerda que, cuando presentó el proyecto, la respuesta de HBO es que tenía que ser mucho más radical en sus guiones. No se lo podía creer.

En el documental Hollywood, el reino de las series, de la cadena francesa Arte, la cámara recorre el plató de rodaje de una serie. La silla del director está en un rincón, junto a otras. El creador-guionista-productor ejecutivo está en una mesa, en el centro de la sala, corrigiendo textos; hablando con los actores, con los técnicos y con el propio director, contratado únicamente para ese episodio. El centro del poder está en el escritor, no en el director, y ésa es la gran revolución que se ha consumado en la ficción televisiva.

En el mismo documental, la cámara asiste a una reunión de los cuatro guionistas de The Shield, una serie cargada de violencia física y verbal. Shawn Ryan, creador y productor ejecutivo de la serie, es el que lleva la voz cantante, mientras las dos mujeres de su equipo van lanzando, con voz neutra y monocorde de forense, ideas de humillaciones salvajes que ponen los pelos de punta.

El cuarto miembro del equipo, un cincuentón con gorra de skater, va colocando morcillas irónicas mientras lanza las cartas en un solitario compulsivo. En decenas de salas impersonales, grises, similares, se están escribiendo en estos momentos historias que millones de espectadores de todo el mundo devorarán en la pequeña pantalla.

En las cadenas generalistas, el camino ha ido en paralelo, y además con éxitos de público masivos. Aaron Sorkin fue capaz de meter en un cajón el primer capítulo de la temporada 2001 de El ala oeste de la Casa Blanca para escribir, rodar y emitir, apenas dos semanas después del 11-S, una nueva historia sobre un ataque terrorista contra Estados Unidos.

Perdidos, 24, House, Prison break, Mujeres desesperadas o Anatomía de Grey son series que exigen lealtad y compromiso de los espectadores. Todas ellas están creando generaciones entrenadas para sentarse frente al televisor para atrapar relatos complejos. "¿Qué joven piensa en escribir hoy día Guerra y paz?", se pregunta el escritor Juan José Millás. "Lo lógico es que quisiera hacer Los Simpson o Perdidos". (El País Semanal, 05/10/2008, p. 57)

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