Rusia congela el pacto militar en Europa. La OTAN "lamenta" la retirada de Moscú del Tratado de Fuerzas Convencionales. (El País, ed. Galicia, Internacional, 13/12/2007, pp. 6)
“Adiós a la seguridad de la guerra fría. El sistema que garantizó la estabilidad militar entre Este y Oeste se derrumba.
Rusia ha mantenido un perfil bajo durante tiempo. Estuvo paciente, pese a la actitud expansionista de la OTAN. Ahora, los progresos de su economía respaldan posiciones de mayor dureza en la defensa de sus intereses nacionales", observa Vladímir Orlov, presidente del Centro de Estudios Políticos de Moscú. El Kremlin exhibe músculo.
"En ese movimiento hay que tener en cuenta algunas cosas. Pese al crecimiento, el PIB ruso tiene prácticamente el mismo tamaño que el de Holanda. Eso aclara las relaciones de fuerza", apunta José Ignacio Torreblanca, director de la sede madrileña del Consejo Europeo sobre Relaciones Exteriores. "Rusia, que además es un país en declive demográfico, no tiene la fuerza para financiar un gasto militar realmente amenazante".
"Por otra parte", prosigue Torreblanca, "la actitud rusa hacia el exterior creo que responde en buena medida a motivaciones de política interior. Esa actitud produce consenso político. Pero acentúa el retroceso del orden multilateral al que asistimos. Retroceso al que desde luego contribuye también EE UU. El mundo se está oscureciendo".
En ese cuadro, los analistas coinciden en destacar la relevancia de las tensiones alrededor del Tratado sobre Armas Nucleares Intermedias. Con ese acuerdo bilateral, Moscú y Washington pactaron la eliminación de los arsenales de misiles de entre 500 y 5.500 kilómetros de alcance. El Kremlin reclama una internacionalización del acuerdo, alegando que, mientras Rusia tiene las manos atadas, sus países vecinos pueden desarrollar libremente sus arsenales.
"Está claro que hay un problema allí. Rusia destruyó su arsenal, y ahora le preocupan China, India, Pakistán, Irán...", comenta Kaiser. "Un nuevo tratado que prevea la eliminación es imposible, estos nuevos países no aceptarían destruir sus armas nucleares. Pero es posible pensar en un nuevo tipo de disciplina que haga el escenario más estable. Pienso en normas que permitan inspecciones, transparencia. Incluso establecer límites legales; por ejemplo, 100 cabeceras para cada país". (El País, ed. Galicia, Internacional, 13/12/2007, pp. 6)
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