“Los sonidos de la marcha turca. Lo que molesta de Turquía en la UE no es que sea "distinta", sino su deseo de ser como nosotros. Mientras, en la "nueva" Europa del Este florecen el populismo, el fundamentalismo cristiano y la xenofobia. (…)
Se suele calificar el dilema de Europa como una lucha entre los conservadores cristianos eurocéntricos y los multiculturalistas progresistas que quieren abrir las puertas de la Unión a Turquía y más allá. ¿No será un conflicto falso? En Polonia hemos visto en los últimos tiempos una fuerte reacción contra la modernidad. Los llamamientos a la prohibición del aborto, la "limpieza" anticomunista, la exclusión del darwinismo de la enseñanza, incluso la extravagante idea de abolir el cargo de presidente de la república y proclamar a Jesucristo como eterno rey de Polonia, forman una propuesta para constituir una nueva Polonia inequívocamente basada en valores cristianos y antimodernos.
La lección está muy clara: el populismo fundamentalista está llenando el vacío creado por la ausencia de un sueño de izquierdas. Las famosas palabras de Donald Rumsfeld sobre la vieja y la nueva Europa están plasmándose en una realidad inesperada: los perfiles incipientes de la "nueva" Europa formada por la mayoría de los países poscomunistas (Polonia, Países Bálticos, Rumanía, Hungría...), con su fundamentalismo populista cristiano, su anticomunismo tardío, su xenofobia, su homofobia, etcétera. ¿Acaso ejemplos como el de Polonia no deberían obligarnos a redefinir Europa de tal forma que excluya el fundamentalismo cristiano?. (SLAVOJ ZIZEK: Los sonidos de la marcha turca. El País, ed. Galicia, Opinión, 09/12//2007, pp. 33)
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