“Imaginemos un mundo en el que no circulasen ni billetes ni monedas de curso legal. Si así fuera, desaparecería el dinero negro ya que los billetes y monedas son los únicos medios de pago innominados y, por lo tanto, que no se puede saber quien es su portador. La desaparición del dinero no nominativo o "al portador" supone, a su vez, que todas las actividades ilícitas que se llevan a cabo en el mundo, que se financian en su gran mayoría con billetes al portador, perderían su anonimato y probablemente dejarían de hacerse.
Me estoy refiriendo, ni más ni menos, que al terrorismo, al tráfico de armas, de drogas, de personas (inmigrantes, hombres, mujeres y niños), de órganos humanos, de animales y plantas, de objetos robados, de objetos copiados o imitados, así como a la gran y pequeña corrupción y a la evasión fiscal. Sin billetes, viviríamos en un mundo mucho más seguro, menos violento y con mayor cohesión social, ya que desaparecería el mayor incentivo que ampara toda la actividad ilegal en el mundo que funciona con su uso.
Sin embargo y paradójicamente, las autoridades políticas de todos los países no son capaces de dar este paso tan trascendental para conseguir un mundo más seguro y más justo, en el que no haría falta tanta policía pública y privada, en el que se reduciría drásticamente el número de guerras, de actos terroristas, de atracos, en el que las drogas sólo podrían comprarse legalmente y sin violencia sobre personas inocentes. Un mundo en el que casi toda la sociedad saldría ganando excepto la minoría que se dedica a dichas actividades ilícitas.
¿Cuáles son las razones para que esto no ocurra cuando además existen alternativas tecnológicas para realizar pequeños pagos (que son los únicos que justificarían el uso de monedas y billetes) que son más prácticas, rápidas, limpias, duraderas y eficientes, como son las tarjetas monedero, las tarjetas de débito y crédito o los teléfonos móviles, es decir, el "dinero electrónico"?
- algunas personas que, sin ser en absoluto delincuentes o querer evadir los impuestos, prefieren utilizar el efectivo porque quieren preservar su intimidad
- la objeción de las mismas autoridades fiscales de los países, especialmente las de aquellos con monedas reserva, como el dólar o el euro, que circulan globalmente, ya que pueden financiarse de forma mucho más barata emitiendo billetes que emitiendo deuda, ya que los billetes son, en realidad, una deuda perpetua, al portador y perecedera que emiten los estados sin tener que pagar ningún interés
- La tercera razón es el temor de los bancos centrales a perder el control monetario o a reducir la eficiencia con la que desarrollan su política monetaria
… este proceso podría hacerse de forma gradual a lo largo de una o dos décadas, eliminando, en primer lugar, los billetes de elevadas denominaciones para posteriormente ir eliminando los de menor denominación hasta dejar sólo las monedas de valor bajo o eliminarlas también. Este tema de tanta trascendencia acaba de ser tratado por Enrique Sáez en un libro titulado La energía oscura del dinero (Netbibto), de lectura obligada ya que incluso trata el caso español.” (GUILLERMO DE
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