"(...) Entre las agencias de inteligencia, las fuerzas de seguridad y las
compañías tecnológicas, lo cierto es que hay pocos recovecos donde
nuestra información esté realmente segura de miradas ajenas, incluidas
aquellas comunicaciones que creemos hacer en privado.
No debería sorprendernos ya que nosotros mismos hemos dado nuestro consentimiento para que esto pase, pero sí lo hace porque pocos leemos con detalle las condiciones de uso que aceptamos en la red. Y una de esas condiciones es, en muchos casos, consentir la entrada en nuestro correo electrónico.
La semana pasada todas las miradas apuntaban hacia Microsoft.
La tecnológica admitía que había leído mensajes en la cuenta de correo
de un bloguero mientras investigaba una filtración. ¿Cómo pudo conseguir
ese periodista los pantallazos de Windows 8 antes de que se lanzase? Es
fácil de averiguar: solo hay que entrar en su cuenta de Hotmail (que
pertenece a la propia Microsoft) y echar un vistazo.
Algo que los propios usuarios aceptan cuando se abren una cuenta. Según el acuerdo de servicios de Microsoft,
cuando como usuario aceptas las cláusulas “consientes y estás de
acuerdo en que Microsoft puede acceder, revelar o preservar información
relacionada con el uso de sus servicios, incluyendo (sin limitación) tu
información personal o contenido […] cuando Microsoft, de buena fe, crea
que esto es necesario para a) cumplir con un procedimiento legal o un
requerimiento de las autoridades competentes; b) reforzar este acuerdo o
proteger los derechos de Microsoft o de sus clientes; […]”.
El problema de este párrafo es que no queda definido ni qué significa
“de buena fe” ni cuáles son los “derechos de Microsoft o de sus
clientes”, dejando abiertas a interpretación las situaciones en las que
la compañía puede entrar sin avisar en nuestro buzón de correo.
Pero
si alguien a estas alturas pensaba que Microsoft es la única que se
reserva el derecho a entrar en nuestras comunicaciones privadas cuando
lo crea necesario, estaba equivocado. Muchas de las grandes empresas que
ofrecen este tipo de servicios tienen cláusulas similares.
Yahoo y Google, más de lo mismo
En los términos de uso de Yahoo
puede leerse un párrafo muy similar al de Microsoft: “Usted reconoce,
consiente y está de acuerdo en que Yahoo pueda acceder, preservar y
revelar la información de tu cuenta y su contenido si es necesario por
ley o por un convencimiento de buena fe de que es necesario para a)
cumplir con un procedimiento legal; b) hacer cumplir estos términos de
uso; […] o e) proteger los derechos, propiedad o seguridad personal de
Yahoo, sus usuarios o el público”. De nuevo, la buena fe por bandera
pero poca especificación.
Google
aplica una condición muy similar (el párrafo es casi calcado) a los
usuarios de sus servicios, incluido Gmail, apelando de nuevo a la “buena
fe” y esgrimiendo como justificación la “protección contra daños
inminentes a los derechos, propiedad o seguridad de Google, sus usuarios
o el público”.
Pero no solo damos permiso para entrar en el
correo electrónico. "Es muy habitual, de hecho es rara que no dejen
abierta esa opción. Podemos hablar de correos electrónicos, pero también
servicios similares como mensajería (Facebook), almacenamiento en la
nube (Dropbox) o sistemas de mensajería privada (WhatsApp) aplican la
misma condición", cuenta a Teknautas Jorge Morell, especialista en análisis de términos y condiciones de uso.
A partir del revuelo causado por la noticia de su cotilleo en
el correo del bloguero francés, Microsoft ha dado un paso adelante,
explicando los motivos de su acción (que considera justificada). La
clave está, según John Frank, vicepresidente de la compañía, en que el
contenido de la cuenta, de hecho, pertenece a Microsoft. (...)
“Esa cláusula que te hacen firmar podría perfectamente ser declarada abusiva por un juez”, asegura.
Muñoz ha explicado a Teknautas que una cosa es la libertad
de pacto, un concepto según el cual dos empresas negocian y aceptan las
condiciones en las que trabajan conjuntamente, y otra es cuando un
usuario individual se sitúa en frente de una empresa y no le queda otra
que aceptar. “Es un o lo tomas o lo dejas”.
De hecho, entrar en la
cuenta de correo privada de un usuario y leer sus mensajes es una
violación de la correspondencia, igual que lo es abrir una carta
dirigida a otra persona. “Solo las fuerzas de seguridad pueden hacerlo, y
siempre con una orden judicial. Nunca una empresa”.
Y aun así, un
juez solo autorizará una medida como ésa si se cumplen dos principios:
el de proporcionalidad, por el que se considera justificada la violación
de la privacidad en función del supuesto delito o falta cometido, y el
de necesidad, siendo imposible conseguir esa información por otros
medios." (Teknautas, 25/03/2014)
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