"Si bien la piratería es muy antigua, lo que está pasando en el mar frente a Somalia refleja cuatro fenómenos muy modernos.
El primero es que en el mundo de hoy todos somos vecinos.
El segundo, que la combinación de tecnología moderna con anarquía medieval y degradación ambiental crea graves riesgos para la seguridad internacional.
Tercero: los piratas son un ejemplo más de la ineficacia de los ejércitos mejor equipados de la historia para neutralizar a pequeñas bandas de civiles armados.
Cuarto: ningún país, por más poderoso que sea, puede enfrentarse a solas a los piratas u otras amenazas similares.
Las naciones fracasadas son peligrosas para todos: Somalia es el país más fracasado del mundo. Es miserable, ingobernable y remoto. (...)
De pescadores a piratas. La anarquía política estimula la anarquía en el uso del medio ambiente. En Somalia la falta de Gobierno permitió la abusiva explotación de su mar por flotas pesqueras extranjeras armadas con modernas tecnologías de pesca de arrastre. Inevitablemente, esto llevó a los pescadores somalíes a perder su fuente de sustento. Los pescadores reaccionaron y se aliaron con las milicias locales para atacar en alta mar a los barcos pesqueros extranjeros con el fin de ahuyentarlos. Pronto descubrieron lo fácil que era abordarlos, llevarlos a Somalia y cobrar un rescate para devolverlos. De allí a atacar superpetroleros hubo un solo paso. La degradación ambiental será la fuente de muchos de los conflictos por venir." (MOISÉS NAÍM. Lecciones de piratas. (El País, ed. Galicia, Internacional, 12/04/2009, p. 8)
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