“En marzo de 2007 el Consejo Europeo definió una estrategia energética cuya finalidad es la seguridad de suministro, la preservación de la competitividad de las economías europeas y una contribución eficaz a la lucha contra el cambio climático. (…)
Así, si se quiere disminuir la dependencia energética exterior hay que sustituir petróleo y gas por renovables y energía nuclear. El carbón, que es abundante y está bien repartido, es el combustible más contaminante, por lo que sería imprescindible utilizarlo de forma limpia, esto es, capturando el dióxido de carbono antes de que sea emitido a la atmósfera y guardándolo en algún lugar seguro. (…)
Así, si se quiere disminuir la dependencia energética exterior hay que sustituir petróleo y gas por renovables y energía nuclear. El carbón, que es abundante y está bien repartido, es el combustible más contaminante, por lo que sería imprescindible utilizarlo de forma limpia, esto es, capturando el dióxido de carbono antes de que sea emitido a la atmósfera y guardándolo en algún lugar seguro. De la formidable escala del problema, 28.000 millones de toneladas de CO2 vertidas anualmente en el mundo, se sigue la dificultad de conseguir retener en condiciones de estanqueidad una fracción significativa del mismo. No es una tarea que se resolverá en los plazos de los que estamos hablando, (…)
…las energías renovables tienen dos inconvenientes, su alto precio y la intermitencia. El precio está relacionado con escasa concentración de las energías del Sol y el viento, así como a encontrarse su desarrollo tecnológico en una fase incipiente. (…)
En cualquier caso siempre será aconsejable disponer de fuentes que aseguren una producción continua en cualquier circunstancia.
Queda la energía nuclear… Hoy se están construyendo dos plantas de Generación III en Finlandia y Francia (y otras 25 más en el resto del mundo) que tienen sistemas de seguridad muy fiables. (…)
Pero tienen inconvenientes, desde luego, y de importancia. El más grave es la generación de residuos radiactivos, especialmente los de alta actividad, que permanecen activos y en condiciones de contaminar durante decenas de miles de años. (…)
De hecho, las plantas de Generación IV, que todavía tardarán algunas décadas en ser comerciales, podrán utilizar parte de esos residuos como combustible. (…)
Jack Lovelock y otros científicos inspiradores del movimiento ecologista han expresado una posición favorable a su mantenimiento por considerar que el mayor peligro y el más global en la actualidad sería un cambio climático desencadenado por la utilización de los combustibles fósiles como fuente casi exclusiva de energía primaria.
El otro gran inconveniente es la proliferación del armamento nuclear. (…)
Queremos combatir el cambio climático sin renunciar a los coches de alta cilindrada, sin aceptar restricciones al uso del transporte privado y oponiéndonos a aumentos del precio de los combustibles que quizá estimularían un uso más cuidadoso. Queremos aumentar el peso de las renovables sin renunciar a la seguridad del suministro en todo momento, sin que aumente el precio de la electricidad y sin que afecten al paisaje. Y queremos que se nos garantice la disponibilidad de energía abundante, pero que las plantas de producción e incluso las líneas de transporte se instalen lejos de nosotros, lo que equivale a decir cerca de otros. Y todos estos deseos pueden resultar incompatibles.” (CAYETANO LÓPEZ: La encrucijada energética. El País, ed. Galicia, Opinión, 14/01/2008, pp. 33)
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